Historia de coleccionar autógrafos

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El placer de coleccionar autógrafos en cartas firmadas, libros, recuerdos y viejos libros de autógrafos ha sido durante mucho tiempo un pasatiempo satisfactorio tanto para los serios como para los novatos. En este acelerado mundo de la comunicación electrónica, las colecciones personales del pasado ofrecen la satisfacción única de tener piezas de la historia, literalmente, en nuestras manos.

Los autógrafos dan vida a momentos en el tiempo, a menudo con un poder increíble. La ventana que abren al pasado nos ayuda a comprender mejor a una persona o un evento de importancia para nosotros. Los autógrafos nos permiten sentir la presencia de un individuo, experimentar su alegría o tristeza, inspiración o frustración, júbilo o desesperación. En resumen, en el mejor de los casos, los autógrafos transmiten la esencia de la personalidad de un individuo. Existen múltiples clubes, revistas y blogs dedicados al tema.

Para muchas personas, coleccionar autógrafos es un pasatiempo estimulante y absorbente. Franklin Delano Roosevelt, por ejemplo, a menudo recurría a su colección de autógrafos como una distracción de las presiones de la presidencia. Otros encuentran que los autógrafos son una forma de aprender más sobre las personas y las circunstancias que les intrigan especialmente. Algunos presentan autógrafos como obsequios memorables, deleitándose con el placer de sus destinatarios al poseer un recuerdo de un individuo admirado.

La palabra autógrafo proviene del griego y significa "autoescribir". Es un documento transcrito íntegramente con la letra de su autor, a diferencia de un documento tipográfico o escrito por un copista, cuyo significado se superpone con el de la palabra holografía.

Autógrafo también se refiere a la firma artística de una persona famosa; Este término se utiliza en particular para la práctica de recoger autógrafos de celebridades. La afición a coleccionar autógrafos se conoce como filografía. Lo que podría considerarse el "autógrafo" más antiguo es una mesa de arcilla de alrededor del 3100 a. C. que incluye el nombre del escriba. No se han encontrado autógrafos escritos antiguos, y el más antiguo conocido de un personaje histórico importante es el de El Cid de 1098.

Si eres tú quien da el autógrafo, hazte un favor e invierte en un bonito instrumento de escritura . No importa si la tinta es azul o negra, si los barriles son gruesos o finos, ¡simplemente elige algo que te guste y que te haga sentir como un autor!



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