En 2010, la fundadora de Cursive Logic, Linda Shrewsbury, trabajaba como voluntaria en un programa de alfabetización local como tutora de lectura para Josh, un estudiante de 23 años con problemas de aprendizaje. Un día, Josh le dijo que quería aprender cursiva para poder firmar con su nombre. El primer pensamiento de Linda fue: “A su edad, Josh no tiene tiempo para aprender caligrafía como lo hacen los niños de primaria: letra tras letra, día tras día, durante meses”. Y ella tampoco vio que ese proceso aumentara su ego. Fue un deseo tan simple. Linda se sintió conmovida y decidida a encontrar una manera de ayudar.