Pluma Estilográfica David Oscarson Jacques de Molay - Rojo

Practiquemos hablar con sinceridad como lo enfatizó Jacques de Molay y lo retrató a través de los instrumentos de escritura de David Oscarson.

Declaración de Jacques de Molay el 14 de marzo de 1314, la mañana del día en que el rey Felipe IV y el Papa Clemente V de Francia lo asaron lentamente en la hoguera:

“Creo que es justo que en un momento tan solemne en el que mi vida tiene tan poco tiempo para funcionar, revele el engaño que se ha practicado y defienda la verdad. Ante el cielo y la tierra y ante todos vosotros aquí como mis testigos, admito que soy culpable de la más grave iniquidad. Pero la iniquidad es que he mentido al admitir los repugnantes cargos formulados contra la Orden. Declaro, y debo declarar, que la Orden es inocente. Su pureza y santidad están fuera de toda duda. En efecto, he confesado que la Orden es culpable, pero lo he hecho sólo para salvarme de terribles torturas diciendo lo que mis enemigos querían que dijera. Otros caballeros que se han retractado de sus confesiones han sido llevados a la hoguera, pero la idea de morir no es tan terrible como para confesar crímenes repugnantes que nunca se han cometido. Se me ofrece la vida, pero al precio de la infamia. A ese precio, no vale la pena tener la vida. No lamento tener que morir si la vida sólo se puede comprar acumulando una mentira sobre otra”.

El viernes 13 de octubre de 1307, el Gran Maestre Jacques de Molay de los Caballeros Templarios, junto con todos los Caballeros Templarios localizables en Francia ese día, fueron arrestados por Felipe IV “el Hermoso” Rey de Francia. El rey Felipe debía más dinero a los Templarios del que podría pagar durante su vida y necesitaba más. ¿Qué mejor manera de erradicar su deuda que desacreditar a sus acreedores? Fabricó pruebas de que los Templarios eran herejes, se las envió al Papa Clemente V y entregó a los Templarios a la rama francesa de la Inquisición de la Iglesia de Roma. Mientras tanto, Felipe el Hermoso allanó la oficina del tesoro de los Templarios en París y descubrió que los armarios estaban vacíos.

De Molay fue interrogado y torturado por la Inquisición durante seis años y medio. Al final se le ofreció la oportunidad de hacer sus confesiones en público. En cambio, dijo, en parte, lo anterior.

Por lo general, cuando consideramos “hacer el máximo sacrificio”, pensamos en términos de simplemente entregar la propia vida, generalmente en el campo de batalla. Jacques de Molay dio su vida por la integridad de sus hermanos, cuando podría haberla salvado para su propio beneficio. Eso para mí es un sacrificio mucho mayor que todo.

Al producir esta impresionante pluma conmemorativa, David Oscarson ha prestado un tremendo servicio a todos aquellos que honran a De Molay. Que sirva siempre para recordarnos no sólo el martirio de De Molay sino también la prudencia de nuestros Padres Fundadores al incluir la libertad de religión en nuestra Constitución de los Estados Unidos. – CC Reilly, MPS